viernes, marzo 29, 2024

Para Hacienda, bono a jubilados, es el límite: “Más no se puede”

De los $140.000 M originales de las reformas impositiva y previsional, quedan $110.000 M.

Para el Ministerio de Hacienda, el costo fiscal del bono de compensación que se pagará a los jubilados en marzo y que destrabó la negociación política para que hoy se apruebe el cambio de la movilidad previsional, es el límite. Según los números que tiene en su escritorio el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana -la persona que debe ser el nexo entre los negociadores políticos del Gobierno y el “ala económica”- el costo fiscal de liquidar en marzo ese bono es el tope definitivo hasta dónde puede estirarse el Ejecutivo. Siempre y cuando se quiera sostener la intención de lograr un déficit fiscal del 3,2% del PBI en 2018, lo que implica un ahorro contra este año de $123.000 millones. Según una alta fuente del Ejecutivo que intervino en la elaboración del denominado “mecano fiscal” preparado por Nicolás Dujovne para cumplir esa meta “más no se puede perder”. La afirmación parte de un juego de sumas y restas. Para lograr los $123.000 millones, el Ministerio de Hacienda armó una estructura de ingresos a partir de las reformas impositiva y previsional. En sus versiones originales, por la primera ley se iban a obtener unos $ 40.000 millones, provenientes del nuevo tributo a la renta financiera, de los cambios en ganancias y el esquema de impuestos internos. Por su parte, el reemplazo directo de la “movilidad jubilatoria” por la “inflación”, como mecanismo de actualización para las jubilaciones; hubiera aportado unos $100.000 millones. Para la primera semana de noviembre, al momento de presentar ambas reformas, el dinero sobraba para lograr la meta del 3,2% del PBI, y casi todo Cambiemos festejaba el diseño de Hacienda. Hasta había dinero para poder negociar el acuerdo fiscal con los gobernadores, la tercera pata del esquema de ingresos y gastos para 2018. Así ocurrió y a poco de comenzar a discutir la aprobación de este acuerdo, se apagaron los primeros grifos recaudadores ideados por Dujovne: los impuestos internos a los vinos. Unos días después también cayó la presión sobre las gaseosas con azúcar y a las cervezas; todas bebidas, además, calificadas como “no saludables” por el Gobierno. Se perdieron así unos 10.000 millones. Pero aún el “mecano” cerraba.

El problema apareció cuando desde el Senado, Miguel Angel Pichetto obligó al Gobierno a la principal poda en los ingresos diseñados, al modificar la fórmula que reemplazaría la “movilidad jubilatoria”. La inflación ya no sería el 100% del cálculo, sino que pasaría al 70%, mientras que el 30% restante se tomaría a partir de la evolución de los salarios en blanco. La pérdida de recaudación por este cambio sería, según los cálculos de Hacienda, de $20.000 millones. Si se sumaran ambos cambios los ingresos por ambas reformas se recortaron por las negociaciones políticas en unos 45.000 millones, llegando a los aproximadamente $110.000 millones, unos $13.000 millones menos que los que se necesitaban para lograr la meta del 3,2% del PBI de déficit. Para aplacar esta pérdida Dujovne tenía un as en la manga. Los cálculos fiscales del “mecano” se habían diseñado con un crecimiento de la economía en 2018 del 3% del PBI. Suponen en ese ministerio que se logrará el resultado preparado en el presupuesto que aún está tratando el Congreso, de un alza de 3,5% en la economía. Incluso que el resultado final podría estar más cerca del 4%. Este gap en el crecimiento, provocaría que la recaudación impositiva sea mejor a la presupuestada y que pueda alcanzar ingresos extra por entre $10.000 y $15.000 millones. En silencio y sin que la medición se haga pública el Gobierno negociaba con tranquilidad. El bono acordado con los gobernadores para que se apruebe la reforma previsional, alteró los planes. Según Hacienda el costo del beneficio se ubicaría entre $4.000 y $5.000 millones, lo que implicaría que el “mecano” comenzará a gastar a cuenta ese gap que había preparado Dujovne.

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