viernes, marzo 29, 2024

La “ambulancia” de Vidal auxilia a heridos que dejó Randazzo: La gobernadora fue a San Martin, primera incursión en distrito PJ

La ecuación de Cambiemos para octubre: votos de Massa para que crezca Esteban Bullrich y votos del exministro K para que no se expanda Cristina.

Empezó ayer para Cambiemos la temporada de caza de votos peronistas en la provincia de Buenos Aires. Por primera vez después de la PASO del domingo, María Eugenia Vidal fue al partido de San Martín a supervisar una obra de ampliación cloacal. La gobernadora se mostró sola, sin los candidatos Esteban Bullrich ni Graciela Ocaña, y también sin la compañía del intendente PJ, Gabriel Katopodis, quien perdió en su municipio a partir del acuerdo que selló con Florencio Randazzo, el peronista menos votado de las Primarias.

Katopodis es un caso particular. En 2013 se alejó del kirchnerismo para apoyar al Frente Renovador. En 2015 abandonó a Sergio Massa para jugar con Daniel Scioli. Perdió. En 2017 dejó al Frente para la Victoria para jugar con Florencio Randazzo, y volvió a perder en las cuatro categorías de la boleta: senador y diputados nacionales, y también en senadores provinciales y en la municipal. En todas se impuso Cambiemos.

La incursión de Vidal ayer en San Martín no fue casual. Estuvo vinculada a la gestión y al denominado voto-cloaca, a partir de la ampliación de obras que realiza la provincia, y también Nación a través de AySA, en los municipios del conurbano. La gobernadora sólo había visitado distritos PRO después de la Primaria del domingo, donde Cambiemos se impuso por un mínimo margen a la boleta de Unidad Ciudadana de Cristina de Kirchner. Ayer, la primera salida a tierras peronistas fue San Martín, territorio que adhirió a la boleta de plomo de Cumplir con Randazzo como precandidato a senador. Si bien el oficialismo bonaerense espera crecer a partir de los votos de Massa, tercero cómodo con apenas 15% de los sufragios, el electorado randazzista aparece como el más proclive a migrar hacia el kirchnerismo en la legislativa general del domingo 22 de octubre. En La Plata, y en Casa Rosada, recuerdan que la PASO del Frente para la Victoria del 2015 entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez sumó 40 por ciento de los votos. Ese es el temor de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal. Es decir, que Cristina de Kirchner trepe del 35% al 40% en octubre a partir de los votos, y los intendentes que jugaron con Randazzo. Todos los intendentes que jugaron con el exministro del Interior de Cristina de Kirchner perdieron en sus municipios ante la boleta de Vidal. Lo sufrieron, además de Katopodis, el intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, que perdió en la categoría nacional y también en la municipal ante el macrista Lucas Delfino. Directamente, Zabaleta no participó de la campaña de Cumplir ni fue al búnker en el Palacio Raggio el domingo pasado. La misma actitud adoptó Katopodis.

En Bolívar, también resbaló Eduardo “Bali” Bucca, primer candidato a diputado nacional de Randazzo. Bucca, al menos, logró que la papeleta de randazzista de Cumplir quede segunda en la tierra natal de Marcelo Tinelli. En Hurlingham el resultado fue desolador y Cumplir quedó cuarto detrás de Cambiemos, UC y el massismo. Estos jefes comunales tienen ahora una sola certeza: deberán repartir su boleta corta junto a la de Cambiemos y a la de Unidad Ciudadana.

En el cristinismo designaron a Gustavo Menéndez, alcalde de Merlo, como interlocutor oficial con Katopodis, Zabaleta y Bucca. Este intendente de Unidad Ciudadana intentará cerrar un pase orgánico y visible al kirchnerismo para cerrar un paquete de votos que beneficie a Cristina en octubre. El más propenso a ese formato es Zabaleta. En cambio Katopodis y Bucca no lucen tan dispuestos. Su terminal en el vidalismo es el ministro de Gobierno bonaerense, Joaquín de la Torre, artífice del derrumbe de Sergio Massa y el principal operador bonaerense de Cambiemos en el conurbano. Los jefes comunales necesitan seguir gobernando y para eso dependen de fondos de la provincia y también de Nación. La boleta de Cristina no les garantiza gobernabilidad más allá de la sintonía política. Ayer, el jefe comunal de Salto, Ricardo Alessandro, expresó su decepción con el exministro de Cristina y definió el cuadro de situación de los intendentes que lo apoyaron sin metáforas; “Randazzo nos firmó el certificado de defunción”. Esos heridos tendrán lugar en la “ambulancia” de Vidal de cara a octubre.

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