sábado, abril 20, 2024

Se agravan las tensiones en la UE por la crisis de refugiados

La crisis de refugiados volvió a desatar tensiones dentro del bloque europeo, luego de que Grecia y Austria protagonizaran una disputa diplomática por la decisión de Viena y sus vecinos de los países balcánicos de cerrar las fronteras de esa ruta migratoria y dejar atrapados a miles de refugiados en el territorio griego.

También este jueves, en Francia, la Justicia autorizó a desalojar parcialmente el campamento de inmigrantes conocido como “la jungla de Calais”, en el norte del país, donde viven miles de refugiados a la espera de poder cruzar de manera clandestina al Reino Unido a través del Canal de la Mancha.

El inminente desmantelamiento de los cientos de carpas de la mitad sur del malsano campamento tiene en alerta al gobierno belga, que ha restablecido los controles fronterizos con Francia ante el temor de que los inmigrantes opten por asentarse en Bélgica para intentar desde allí el cruce al Reino Unido.

El desalojo del campamento estaba inicialmente previsto para el martes pasado, pero debió ser aplazado hasta que un tribunal se pronunciara sobre un recurso interpuesto por organizaciones humanitarias en contra de los planes del gobierno francés de evacuar el sitio, que finalmente fue rechazado.

Las decisiones unilaterales de los estados europeos ante la mayor crisis migratoria en 70 años desgastaron a la Unión Europea (UE), cuyos ministros del Interior, reunidos hoy en Bruselas, decidieron postergar la adopción de una respuesta común hasta una cumbre de líderes del bloque prevista para el 7 de marzo.

También hoy, Grecia llamó a consultas a su embajadora en Viena, Jrissula Aliferi, luego de que ayer Austria y nueve países de los Balcanes, entre ellos Macedonia, decidieran bloquear sus fronteras, amenazando con convertir Grecia en un enorme campamento de refugiados.

Desde que Macedonia cerró sus fronteras el domingo pasado, cientos de personas comenzaron a amontonarse en el campamento de la localidad fronteriza griega de Idomeni, y las autoridades decidieron detener a los colectivos con inmigrantes que se dirigían al lugar para evitar el colapso en la frontera.

En las últimas 24 horas, unas 1.100 personas, algunas de ellas con niños en brazos, salieron caminando por la ruta que conduce al paso de Idomeni-Gevgeliya, a unos 200 kilómetros al norte, según mostraron imágenes televisivas.

Según los medios griegos, hay unas 15.000 personas que quieren viajar al país vecino, mientras que se espera la llegada a esa zona del norte de Grecia de unos 7.000 nuevos refugiados que arribaron en los últimos días a las islas del Egeo Oriental.

Macedonia, el primer país de la ruta de los Balcanes, está abriendo su frontera de manera intermitente y solo dejar pasar a los sirios e iraquíes que escapan de la guerra.

Muchos afganos que fueron rechazados por Macedonia regresaron en micros a Atenas, donde, según revelaron a la prensa, son contactados por los traficantes de personas que les ofrecen rutas alternativas para llegar a Europa central con una tarifa que ronda los 2.500 y 3.000 euros por cabeza.

El ministro de Migración griego, Yannis Mouzalas, advirtió hoy que su país no aceptará “convertirse en el Líbano de Europa”, en referencia al gran número de refugiados sirios que desde 2011 son recibidos por Beirut.

La crisis migratoria no muestra signos de alivio: en lo que va del año ya han llegado 100.000 personas a Europa a través del Mediterráneo, en su mayoría desde Turquía, y se espera que el número crezca exponencialmente con la llegada de la primavera, cuando el clima es más amigable para cruzar el mar.

El comisario de migración de la Unión Europea (UE), Dimitris Avramopoulos, opinó hoy que el bloque podría derrumbarse si el número de inmigrantes no desciende para el 7 de marzo, fecha en que los líderes europeos se reúnan en Bruselas para acordar con Turquía sobre el cierre su frontera con Grecia a cambio de ayuda financiera para contener a los refugiados en su país.

“En los próximos 10 días, necesitamos resultados tangibles y claros. De lo contrario existe el riesgo de que todo el sistema se rompa por completo (…), la posibilidad de una crisis humanitaria es muy real”, dijo Avramopoulos.

Además instó a la UE a dejar de lado las “acciones unilaterales” como las de Austria, que impuso topes a la recepción de inmigrantes y solicitudes de asilo, causando un efecto dominó a lo largo de la ruta de los Balcanes, cuyos países restringieron también el paso por temor a que queden varados en su territorio.

Sin embargo, Austria y los Estados de los Balcanes (Eslovenia, Croacia, Bosnia, Serbia, Bulgaria, Montenegro, Macedonia, Albania y Kosovo), insisten en que necesitan actuar porque los planes de la UE no están funcionando y Grecia no hace lo suficiente.

Al llegar a la cumbre de Bruselas, la ministra del Interior austríaca, Johanna Mikl-Leitner, encendió el ambiente a declarar que que si Grecia controlase como es debido su frontera exterior, no sería necesario que Austria tomase medidas unilaterales.

Mientras la UE parece derrumbarse desde sus flancos más débiles, con una Grecia que pese a estar sumergida en una grave crisis económica, mantiene sus fronteras abiertas, en Francia se abrió un nuevo frente de conflicto luego de que un tribunal autorizara a desalojar a cientos de inmigrantes de la “jungla de Calais”.

Las autoridades francesas esperan acabar con la mitad sur del campamento y proponer soluciones alternativas a los inmigrantes, pero varias organizaciones humanitarias que trabajan con ellos consideran que no hay espacios previstos para todos los que se quieren desalojar.

La policía del departamento de Calais señaló, por su parte, que en los próximos días continuarán el trabajo conjunto con las asociaciones para convencer a los inmigrantes de que abandonen de forma voluntaria el lugar.

La “jungla de Calais” es un agujero negro en el corazón de Europa emplazado a cinco kilómetros del centro de la ciudad portuaria de Calais, donde entre 4.000 y 6.000 personas -mayoritariamente sirios, eritreos, sudaneses, iraquíes y afganos- se hacinan en carpas de tela y plásticos sin las condiciones higiénicas más básicas, con la esperanza de cruzar al Reino Unido.

En respuesta al inminente desalojo -que según la policía gala no será hasta dentro de tres semanas-, las autoridades belgas anunciaron ayer el restablecimiento de los controles fronterizos y comenzaron a aplicar devoluciones inmediatas a Francia por temor a que los refugiados se instalen en su territorio.

Francia levantó junto al campamento de Calais un terreno con decenas de construcciones provisorias y propone a los inmigrantes acudir a otros centros habilitados en diversos puntos del país.

Sin embargo, la mayoría de ellos rechazan estas alternativas porque, por un lado, eso supone que sean fichados y, por otro, les aleja de la frontera con el Reino Unido, que es su objetivo.

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