martes, abril 23, 2024

La “guerra” de los plazos fijos en julio

Los pronósticos de menor inflación empiezan a equilibrar los rendimientos que ofrecen los plazos fijos UVA respecto a los tradicionales, y allí los ahorristas comienzan a barajar cuál de estas dos alternativas es la más adecuada para resguardar el poder de compra de sus pesos.

Ambas opciones tienen tanto sus ventajas como desventajas, pero la única pista que avecina la coyuntura es que la ganancia de los plazos fijos UVA, que fueron las “estrellas” del primer semestre por otorgar alrededor de 4% mensual, acorde a la elevada inflación de ese momento, descendería en los próximos meses.

Es decir, esta colocación que ajusta en base al índice de Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), que refleja la evolución inflacionaria, vería afectado su rendimiento por las proyecciones de economistas, respecto a que habrá un menor incremento de los precios en el corto plazo.

Por lo que se igualaría su rendimiento a la tasa fija que hoy ofrece un plazo fijo tradicional, que es de 3,08% mensual (37% anual).

Las alarmas para los ahorristas UVA ya se encendieron. Según Claudio Caprarulo, economista principal de Analytica consultores, la inflación que se registró en junio pasado fue del 2,9%. Y para el lapso de julio a septiembre, afirmó a iProfesional, espera un promedio mensual de 2,6%.

De concretarse estas estimaciones, luego de varios meses, esta herramienta de ahorro, que sigue a los precios de la economía, se ubicaría apenas por debajo de la tasa que se paga por un plazo fijo tradicional.

Algo que les volvería dar un mayor atractivo a estas inversiones que se rigen a una tasa prefijada, sobre todo porque son colocaciones a 30 días, por lo que permiten mover el dinero de forma rápida a otro tipo de instrumento, en caso de haber una alteración en el “clima” político y económico del país.

En cambio, los plazos fijos UVA requieren un mínimo de encaje de los fondos de 90 días, un período que en Argentina puede resultar “eterno” en un año electoral.

Los justificativos de estas previsiones a la baja de la inflación, según Caprarulo, se sustentan, principalmente, en que el “Gobierno redujo fuertemente la depreciación del peso, a poco más de 1% durante los últimos dos meses, y a su vez, se frenó tanto el aumento de tarifas como de muchos contratos, que durante 2020 estuvieron congelados”.

Esta tendencia de menor inflación se está percibiendo en la demanda de plazos fijos UVA.

De hecho, días atrás, Javier Dicristo, gerente de Inversiones de Banco Meridian, dijo a iProfesional: “Me extraña un poco, bajaron muchísimo las consultas para hacer este tipo de colocaciones”.

Plazo fijo UVA vs. tradicionales

Cabe recordar que, en el primer semestre del año, los plazos fijos UVA fueron los instrumentos que más crecieron entre los ahorristas, debido a que duplicó su participación entre las colocaciones.

Es que a finales del año pasado representaban apenas el 2,5% del volumen de todos los depósitos tradicionales, mientras que hoy la proporción se duplicó al 5% del total.

“El protagonismo del plazo fijo UVA tiene dos ingredientes claves: la intervención del Gobierno en los precios de los dólares bursátiles, que frenan su evolución; y la aceleración de la inflación, que permitió que los rendimientos sean también mayores”, resume Iván Cachanosky, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso.

Y agrega: “Por estas razones, el panorama para el plazo fijo UVA fue más claro en el primer trimestre, y ya fue un poco más arriesgado de abril a junio. A pesar de ello, rindió un 24% en los primeros 6 meses, y le ganó así tanto a la variante tradicional (18%) como también a los dólares MEP (17%) y contado con liquidación (18%)”.

Más allá que se pone en duda el rendimiento que tendrá este instrumento en los meses venideros, la mayoría de los analistas consultados por iProfesional estiman que sigue siendo “una buena opción”.

“Particularmente, opinó que sigue siendo una buena opción para seguir la inflación, pero el recalentamiento del billete estadounidense en estos últimos días podría volcar la balanza hacia esa elección”, advierte Dicristo.

Más allá de esta preferencia por la dolarización en momentos de incertidumbre, Juan Pablo Albornoz, economista de la consultora Ecolatina, acota que, a mediano plazo, para quien busque cobertura inflacionaria, los plazos fijos UVA son una buena opción”.

A su vez, completa que “todo pareciera indicar que en los próximos meses la inflación tendería a bajar gradualmente, por el freno de mano al dólar oficial principalmente. Si bien la reapertura de paritarias podría meter presiones por esta vía, no veríamos inmediatamente este efecto, principalmente, porque los aumentos se dan en cuotas”.

Ahora bien, para el muy corto plazo, Albornoz considera que el plazo fijo UVA, “quizás, tenga un menor rendimiento que el que vienen mostrando y sea más conveniente pararse en, por ejemplo, los fondos comunes de inversión (FCI) de tasa fija, que lograrían ganarle a la inflación en estos dos o tres meses”.

También suma un dato no menor de este instrumento, respecto al mencionado hecho que “obliga a tener la plata parada por lo menos 90 días, y a lo sumo paga CER más 0,25%.

Además, en la previa electoral, para el ahorrista puede pesar de forma pronunciada el camino que realice el tipo de cambio.

“No todo es color de rosas, no debemos olvidarnos que el rendimiento de los dólares paralelos se encuentran fuertemente reprimidos por las intervenciones del Banco Central y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS)”, advierte Cachanosky a iProfesional.

Respecto a la inflación, como se mencionó anteriormente, el promedio de las últimas proyecciones del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) publicado por el BCRA, pronostica una suba de precios que “se ubicaría cerca del 3% mensual para los próximos meses”.

De esta manera, el atractivo observado durante el primer semestre con los plazos fijos UVA, según Cachanosky, podría “ir perdiendo relevancia”, ya que la inflación volvería a ubicarse en niveles cercanos al 3%, empardando con el plazo fijo tradicional.

Según el último REM publicado el 8 de julio pasado, para el mes de junio de 2021 la mediana de las estimaciones de los economistas se ubicó en 3,2%, y “para los meses siguientes el total de participantes proyecta una trayectoria levemente descendente en la inflación promedio mensual”.

De hecho, para julio se aguarda 2,9% y una mediana para los meses siguientes menor, que alcanza un piso que llega hasta 2,7% mensual en septiembre y octubre.

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