jueves, marzo 28, 2024

Las tres recomendaciones de Cavallo para que en 2019 no se repita una corrida cambiaria

El ex ministro de Economía consideró que las autolimitaciones del Banco Central para intervenir son “el punto débil” de la política monetaria.

El ex ministro de economía Domingo Cavallo emitió este lunes en su página personal una serie de tres recomendaciones para sus colegas titulada “Cómo prevenir una nueva crisis cambiaria antes de las elecciones”. La primera sugerencia es no perder de vista que la economía argentina no funciona como otras de la región ni como la de los manuales de texto. Por eso le recomendó a sus colegas no perder de vista una característica crucial que “rara vez tienen en cuenta”: el bimonetarismo tanto de hecho como de derecho (las transacciones en moneda fuerte no son ilegales).

“Los economistas profesionales que participan en el gobierno y muchos otros ligados a la academia, razonan pensando en el sistema monetario argentino como el de la mayoría de las economías que usan el dólar solo para el comercio internacional, el endeudamiento externo y por supuesto la inversión en el exterior. La teoría monetaria se desarrolló para este tipo de economías”, sostuvo Cavallo. Es que en la economía argentina, como en la de Perú y la de Uruguay, el dólar es la moneda más demandada para el ahorro y el peso solamente es demandado por motivos transaccionales. Economías como la de Paraguay y la de Bolivia también son bimonetarias, pero en menor medida. En tanto, las de México, Colombia y Chile cuentan con confianza en su moneda.

“El carácter bimonetario de la economía argentina es crucial para el diseño de cualquier política de estabilización y, sobretodo, para su sustentabilidad”, enfatizó el ministro de Economía de Menem y De la Rua.

“Fue precisamente no tener en cuenta el carácter bimonetario de nuestra economía, lo que llevó a los errores de política económica desde la asunción del gobierno del Presidente Macri, a pesar de la clara intención de su gobierno de luchar contra la inflación”, remarcó.

Por eso, el ex ministro consideró necesario que el Banco Central en el siguiente mandato reconozca esta naturaleza bimonetaria y desarrolle un herramental mucho más amplio con el que controlar la oferta doméstica de ambas monedas: “Tendría dos bases monetarias para controlar, la base monetaria en pesos y la base monetaria en dólares, dos sistemas de encajes legales y la posibilidad de determinar dos tasas de interés de intervención. Esto le permitiría controlar no sólo la expansión del crédito en pesos sino también la expansión del crédito en dólares”, sugirió.

La segunda recomendación de Cavallo es perderle miedo a la intervención cambiaria. Él, que frenó la inflación con tipo de cambio fijo, disiente abiertamente con los economistas del gobierno que son puristas de flotación cambiaria sin intervención, sistema que considera más recomendable para economías como la chilena o la mexicana, pero no para una bimonetaria como la argentina. Para economías como la nuestra, en la que la estabilidad de los precios está atada a la estabilidad del dólar, tal y como lo evidenció el recrudecimiento de la inflación tras la corrida cambiaria.

No solo de la inflación, el peso de la deuda se disparó y también las necesidades fiscales para servirla, razón por la cual el Gobierno recurrió nuevamente a las retenciones a las exportaciones y elevó la presión tributaria.

Por eso, considera el ex ministro de Economía, es que los productores vuelven a pedir que el dólar no baje de $40 para poder exportar. “Esta demanda ‘de tipo de cambio real alto’ como estrategia de crecimiento económico, es la que popularizaron los autores del Plan Fénix, y entre otros, Roberto Lavagna y Javier González Fraga. Lamentablemente la experiencia de cualquier período posterior al 2002, comparado con un número equivalente de años de la década del noventa, demuestra que el crecimiento de las exportaciones fue más importante en los 90s, período al que ellos denominan de ‘atraso cambiario’”, argumentó.

Así, para Cavallo, el Banco Central hace mal en hacer hincapié en una zona de no intervención cambiaria, sino que debe apuntalar la estabilidad del dólar, algo que Guido Sandleris está realizando con las altas tasas de interés de las Letras de Liquidez (Leliqs) que llevaron el dólar al piso de la zona de no intervención y lo estarían haciendo evolucionar al 2% mensual este año.

“Este es un desarrollo ciertamente alentador porque si lograra mantenerse a lo largo de todo el año 2019, y el piso de la zona de no intervención se ajuste mensualmente a no más del 2% mensual, la reducción de la inflación se produciría paradojalmente por el mecanismo que alientan los economistas que consideran que no es la flotación limpia el mecanismo adecuado para estabilizar una economía como la de Argentina”, sentenció.

“El gobierno debería hacer todo lo que esté a su alcance para tratar de que éste sea el derrotero del tipo de cambio. En la medida que el BCRA compre dólares y bajen las tasas de LELIQs por la mayor liquidez que significará el aumento de la base monetaria asociada a la compra de dólares, hay más chances de que comience alguna reactivación de la economía a partir del segundo trimestre del 2019”, dijo.

Al tiempo que advirtió que: “La obsesión con la libre flotación, la gran amplitud de la zona de no intervención y la falta de precisión de cómo podría intervenir el BCRA en caso de que el dólar se ubicara por arriba del techo, constituyen la mayor debilidad de la política monetaria actual del gobierno de Macri”.

Por eso, su tercera recomendación es que la zona de no intervención de Sandleris pase a ser mucho menor y que el Banco Central no se limite en su poder de fuego de intervención. Es que, conforme baja la tasa de interés, mayor es la probabilidad de que se dispare la demanda de dólares, desaparezca la oferta de divisas y con muy poco volumen en el mercado de cambios el dólar se desboque un 30% hasta el techo de la zona de no intervención.

“Si, en ese caso, las intervenciones del BCRA son limitadas y no satisfacen totalmente la demanda, como ocurrió en la primera crisis del 2018, el país habrá caído en una nueva crisis cambiaria con todos sus efectos estanflacionarios”.

“Si el gobierno, comenzara a escuchar a economistas que no temen a las intervenciones cambiarias, podría minimizar esta debilidad bajando significativamente el techo de la zona de no intervención y anunciando que intervendrá todo lo necesario en el caso que el precio del dólar se ubique por arriba de ese techo. Por supuesto, esto lo tienen que hacer con apoyo del Fondo Monetario Internacional”, agregó. Hasta ahora el FMI ha sido el principal impulsor de que el Banco Central no venda dólares para así garantizarse la capacidad de repago de los 57.000 millones de dólares que le prestó al país.

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